CANTANTE E INTÉRPRETE
Analía Carril
Analía Carril es en el tango, un acontecimiento, es decir una subversión del estado de cosas, el movimiento de la diferencia, un antes y un después inevitable, un ingresar en un proceso irreversible. Más allá de su belleza y su luz, más allá de su voz clara, de sus afinadísimas notas y su potencia; parafraseando a Troilo, interpreta como ninguna. Nacida en cuna tanguera, el arrabal brota de su voz y su cuerpo. No sólo canta, irrumpe, sus interpretaciones son únicas y precisas, bucea en la poesía, narra, espeja. Desde Barcelona, su lugar de residencia, nos lleva a las callecitas de Buenos Aires a un tiempo que pareciera haber transitado y vivido, un tiempo que, anacrónicamente lleva en su piel y nos lo ofrenda de la mano de muy variados y discímeles autores. Su disco, De Espina y de Jazmín, grabado con exquisitos músicos, nos acoge con un repertorio en donde Gardel, Juárez, Piazzolla, Troilo y otros, nos hablan a su través.
Analía Carril goza y sufre el tango, y nos lleva a esas aguas profundas o claras sin mediar. Nos acoge en su seno y nos abre la puerta de un mundo que suena a olvido, que huele al jazmín de un patio cualquiera de su arrabal. Así como el sabor de la magdalena de Proust, con su voz, nos transporta a lo que ya no puede ser, aunque permanece siendo. Asistir a sus shows, es sentir tanto la melancolía, como el dolor, como la alegría o la diversión en una milonga. Ir a verla cantar, como decía, es un acontecimiento acabado. Es palpar la vida que no fue, abrazar la que será y conocer pasiones que sólo un género como el Tango y sólo una argentina tanguera viviendo fuera de su Buenos Aires, embebida de atributos para ello, pueden hacernos vivir.